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Propiocepción y readaptación al esfuerzo
¿Y esos ejercicios tan raros de equilibrio sobre un plato de madera que me manda el fisio? No, no os estamos poniendo a prueba. Estamos trabajando la propiocepción. ¿Y qué es?
La propiocepción se puede definir como una variación especializada del sentido del tacto que incluye la sensación del movimiento articular y la posición de la articulación. Para que se entienda mejor es como si tuviéramos un sexto sentido. Una persona sana no piensa cómo realizar un movimiento, digamos que son automáticos. Sin embargo, un paciente tiene que pensar cómo hacerlo porque ha perdido esa capacidad a causa de la lesión que padece,por lo tanto, tiene que aprender a realizar el movimiento y automatizarlo de nuevo. Eso es lo que trabajamos con la propiocepción. Nuestro objetivo como fisioterapeutas es imitar de alguna manera situaciones cotidianas de la vida diaria que nos podemos encontrar para estar preparados.
Todas las estructuras que forman una articulación (músculos, tendones, ligamentos, etc.) junto a sentidos como la visión y el equilibrio mandan información al cerebro a través de unos receptores para que éste forme una respuesta y, en consecuencia, un movimiento.
La mejor manera de trabajar la propiocepción es con ejercicios de equilibrio, coordinación y agilidad en distintas superficies para acercarnos más a situaciones de la vida real. Para ello usamos plataformas desequilibrantes, comas elásticas, semiesferas de diferentes tamaños, etc. Trabajaremos de forma indirecta la fuerza y la flexibilidad, también fundamentales en la mejora del paciente. Es muy importante combinar estas habilidades y capacidades para conseguir resultados óptimos y así reducir los tiempos de reacción. Recuperaremos las sensaciones anteriores a la lesión previniendo una recaída.
La propiocepción llevada al mundo del deporte está íntimamente ligada con la readaptación al esfuerzo del deportista. Así, el trabajo propioceptivo se convertirá en el primer paso para preparar al deportista en la vuelta a su actividad. En este caso, la propiocepción deberá adaptarse al deporte que realice el deportista de manera que trabajaremos ejercicios específicos que imiten gestos deportivos concretos o situaciones que se pueda encontrar en su deporte.
Como fisioterapeutas no podemos limitarnos a trabajar la movilidad o la fuerza muscular de manera específica y a recuperar la lesión en sí. Debemos devolver al paciente a su máxima funcionalidad posible dentro de sus circunstancias personales de cada uno adaptándonos y personalizando el tratamiento. Por ello debemos recrear situaciones de su vida en consulta para que pueda afrontarlas en la realidad con éxito y sin miedo a recaer. Esto lo hacemos a través de la propiocepción y la readaptación al esfuerzo.
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