Es muy típico ver en cualquier parte personas sentadas con las piernas cruzadas, ya sea hombre o mujeres. Dicen que inspira seguridad, poderío o solvencia y, en las mujeres, se ve como un signo de feminidad. Pero ya es sabido por todos los perjuicios que puede crear.

Probablemente, si pasas un largo período en esa posición comiencen a aparecer dolores y síntomas y te explicamos por qué:

– Al cruzarse de piernas se desalinea la columna vertebral ya que cargamos más el peso del cuerpo en un lado con la consiguiente sobrecarga muscular pudiéndose generar contracturas o zonas de tensión.

– Se produce una compresión en el hueco poplíteo (parte trasera de la rodilla) de la pierna que queda arriba por donde pasan vasos y nervios generándose sensaciones como adormecimiento, entumecimiento, hormigueo, etc. y mala circulación ya que se impide un buen retorno venoso.

– Cuando cruzamos las piernas la posición de la cadera es muy forzada. Los músculos laterales de la misma y los laterales del muslo se encuentran en un constante estiramiento. La articulación de la cadera, así como la rodilla que se encuentra “abajo”, se mantienen con una compresión que no es fisiológica pudiendo acarrear sintomatología articular.

Cómo “más vale prevenir que curar” lo mejor es que te sientes de manera adecuada de manera que no puedan surgir todas las consecuencias negativas que hemos visto anteriormente. Por lo tanto, siéntate con los pies apoyados en el suelo, con las piernas juntas, las rodillas y las caderas a 90º (usa un reposapiés si es necesario), la cadera apoyada en la parte trasera del asiento y la espalda completamente apoyada en el respaldo. Lo más importante es mantener la curva lumbar sin dejarnos caer hacia delante.